Cuando
Héctor Llaitul aparece caminando a contraluz por la galería desde el
módulo de los presos políticos mapuches, me impacta su porte. Es más
alto y corpulento de lo que suponía. Bajo la casaca corta y gris luce
una camiseta azul estampada con el rostro del joven Matías Catrileo,
mártir de la Coordinadora Arauco-Malleco (CAM).
El kallfü (azul) es un color sagrado para el mapuche. Es newen, energía divina y benéfica que viene del Oriente, y un vínculo con el küpál o küpálme (la familia, el linaje, la nación), y con el Wenumapu
(la Tierra de Arriba, donde habitan los antepasados). Matías Catrileo
llegó a ser “hermano y amigo, y parte de mi familia”, dirá Llaitul. Al
verlo, pienso que su püllü (su espíritu) estuvo en la entrevista.
Llaitul trae unos ejemplares de su libro Weichan, conversaciones con un weychafe en la prisión política,
escrito en conjunto con el político y escritor Jorge Arrate. Lo
recuerda con cariño: “Tiene la capacidad de observar y de escuchar; a
don Jorge lo considero un hombre bueno, un hombre valiente, lo respeto”.
Weichan, significa “la guerra”. Llaitul dice en el libro que “…debe entenderse el weichan
como la guerra propiamente tal, cuyo objetivo es la defensa del
territorio y la autonomía (…) Es una sociedad en movimiento que es capaz
de reproducir su diferencia y de reafirmarse”. Weychafe es el guerrero; el luchador y militante por la causa de la defensa del pueblo mapuche.
Trabajador
social, próximo a cumplir 45 años, Héctor Llaitul nació en Osorno en
1967, es padre de cinco hijos (Lautaro, Neyen, Ernesto, Pelentaru y
Victoria). “Yo me considero longko de la organización y un
sustentador de ideas, de ideología, un pensador”. Está preso desde el 26
de febrero de 2007. Su caso fue elevado a la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos (CIDH) a fines de 2011. Inicialmente fue condenado a
25 años bajo el cargo de “homicidio frustrado” del fiscal Mario Elgueta
en una supuesta “emboscada” y de “robo con intimidación” al campesino
José Santos Jorquera. De lo primero, dice que no fue una emboscada, “fue
enfrentamiento”. La Corte Suprema anuló el fallo y cambió homicidio
frustrado por “lesiones” a policías y “lesiones leves” al fiscal; rebajó
la pena a cuatro años. Pero dejó intacta la condena a diez por el caso
Santos Jorquera. Alega que este fue un acto de justicia ancestral
comunitaria. En efecto, hay una disposición legal que admite la
costumbre indígena como eximente o atenuante de responsabilidad penal
(artículo 54, Ley Indígena Nº 19.253). La reconsideración de la Suprema
fue el resultado de 87 días de huelga de hambre (en 2010) de Llaitul y
sus compañeros Ramón Llanquileo y Jonathan Huillical, entre otros. Pero
hay más: la Suprema ya poseía antecedentes de que la justicia militar
los había absuelto y que ambas sentencias eran contradictorias. Una
persona no puede ser juzgada dos veces por un mismo delito. Por ello, la
Defensoría Penal Pública del Bío Bío estudiaba interponer un recurso de
amparo a favor de Ramón Llanquileo, Jonathan Huillical y Héctor
Llaitul.
PF
fue autorizado a entrevistar a Llaitul el viernes 12 de octubre a las
10 de la mañana. “El día de la resistencia de los pueblos”, dice Llaitul
cuando le hago ver lo simbólico de la fecha. Me pide disculpas por
haberme hecho esperar. Se había duchado después de su rutina diaria de
ejercicios. Usa el pelo corto, no fuma, no bebe alcohol. Ocupamos la
sala de abogados. Una mesa, un par de sillas y una ventana con barrotes.
¿Me puede hablar sobre la CAM?
“Falta
un estudio acabado sobre la CAM desde los puntos de vista histórico,
sociológico, pero sobre todo político, para analizar su verdadero rol.
Hay necesidad de un registro, de una sistematización, de un análisis
sobre su experiencia, su postura política, ideológica; de lo que
denominamos hoy el proyecto de la CAM. Por eso prefiero dejar abierto el
tema”.
MOVIMIENTO ANTICAPITALISTA
Pero, una síntesis…
“La
característica fundamental de la CAM es el surgimiento, más allá del
hito de las acciones en contra de las forestales que dieron cuenta del
nacimiento de la CAM, de una nueva forma de hacer política en el
contexto de las luchas mapuches. Una nueva forma de enfrentar lo que
hasta ese momento se conoce como las demandas o reivindicaciones de
nuestro pueblo. La CAM inaugura una experiencia, una práctica política
distinta, en terreno, en y desde las comunidades. Y eso genera un antes y
un después. Se empieza a hablar a partir de ese momento del ‘conflicto
mapuche’. Las comunidades dejan de ser pasivas, sometidas, y pasan a
constituirse en un actor fundamental dentro de sus procesos de
reivindicaciones.
La
otra característica es una concepción por sobre todo anticapitalista.
Como definición, y también como práctica política. Por eso la CAM es una
organización revolucionaria. Confronta al capital y esa confrontación
genera el conflicto. Y nos hace antioligárquicos, anticolonialistas y
antimperialistas. A partir de la realidad y de la suerte de nuestro
pueblo, irrumpimos como un movimiento autónomo, mapuche y
revolucionario. Eso nos hizo objeto de la atención del Estado y de los
detractores de la causa mapuche, de la oligarquía histórica y del
capital nacional e internacional. Entonces pasamos a constituirnos en el
enemigo interno del Estado chileno.
Esa
postura anticapitalista, marcada y consecuente, es tal vez lo que nos
diferencia de otras organizaciones. Surgimos en un contexto político
complejo, que es la Concertación; un escenario difícil para la práctica
de la confrontación. Muchos nos enrostraron que no dejábamos gobernar, o
que hacíamos olitas. No hubo acompañamiento político y sí mucha
animosidad. Porque la Concertación es un espacio de administración
política e ideológica neoliberal.
Nuestro
gran desafío fue elaborar un constructo ideológico y político nuestro,
propio, mapuche. Y eso es también un tema muy profundo que implicó un
rompimiento con las antiguas expresiones que nos acompañaban en estas
reivindicaciones. Por eso hablamos del movimiento autónomo mapuche y de
una propuesta ajena a los partidos y a los movimientos de Izquierda”.
¿Y cuál es esa propuesta?
“Es
una propuesta que ya de alguna manera se ha instalado, porque ha sido
asumida transversalmente por otras expresiones políticas mapuches. Se
trata del anticapitalismo; de una definición del enemigo del
pueblo-nación mapuche, y del desarrollo de un movimiento autónomo de
base cosmovisionaria”.
¿Pero cuál es la alternativa al capitalismo?
“La
reconstrucción de la nación mapuche lo es por sí sola. Quienes saben de
nuestra cosmovisión mapuche lo comprenden. Por eso la CAM se transformó
en un referente para las comunidades. Y así empezamos a fortalecer las
demandas históricas de nuestro pueblo, cuyos ejes fundamentales son el
territorio y la autonomía, desde hace 100, 200, 500 años.
Ello
implicó romper con el andamiaje de la institucionalidad y creamos un
escenario distinto, basado en luchas, no tanto en discursos. La historia
de la CAM está llena de vicisitudes y conflictos, y de acciones, de
persecuciones, y de presos y de muertos, y yo estoy hablando desde la
cárcel por lo mismo, porque sustento sus planteamientos.
La
organización CAM fue definida como el ‘enemigo interno’ desde el año
2001. El año 2003 la CAM fue definida como una ‘asociación ilícita
terrorista’. Desde entonces, hemos sido objeto de una década de
persecución implacable. A la CAM se la persiguió tres veces por
asociación ilícita terrorista a partir de esa fecha, porque nos hemos
constituido en una expresión más alta, cualitativamente, de reclamación y
demanda: el proceso de liberación nacional mapuche. Y eso está
instalado”.
PRINCIPIOS DE LA AUTONOMIA
¿Qué implicancias tiene ese proceso?
“La
reconstrucción nacional mapuche es una discusión interesante. Yo hice
un libro precisamente para eso, para llamar a la gente a debatir. Lo que
usted me está preguntando, también se lo está preguntando el mundo
mapuche. Sus distintas corrientes. Pero ello no quita que se esté
avanzando en términos de práctica política, ideológica y de expresión
teórica en ese sentido. Para liberarnos tenemos que descolonizarnos,
pero no se trata solo de una descolonización frente al sistema de
dominación. Es un proceso de descolonización ideológica de todo tipo de
construcción de fuera del ámbito mapuche. Por eso tenemos diferencias
con otros procesos de liberación. También tenemos diferencias respecto
del concepto de autonomía. Por lo mismo tenemos diferencias con otras
organizaciones que se plantean la autonomía, pero que no tienen una
práctica política para la autonomía. ¿Cómo vamos a lograr la autonomía?
¿Así, sobre la base de lo que tenemos? ¿O la quieren lograr sobre la
base de la restitución, de algo más…?”.
¿Cómo entienden o definen la autonomía?
“La
autonomía tiene sus principios. Y uno que es fundamental y eje, base de
todo, es el principio de la territorialidad. Nosotros no podemos
ejercer o desarrollar autonomía si no tenemos territorio. Cuando se
lucha por el territorio, se tiene que hacer una práctica política de
lucha por el territorio. Y no se puede hacer utilizando los instrumentos
del Estado, porque no lo va a permitir. El Estado, un Estado
capitalista, lo que hace hoy día es favorecer los procesos de inversión
capitalistas. Más claro no puede estar. Por lo tanto, no va a querer
generar territorio para los mapuches. Va a jugársela y va a generar
territorios para los procesos de inversión capitalistas. Eso es así. Por
lo tanto, nuestra lucha tiene que ser por territorio, metro a metro,
por recuperar la tierra”.
¿Por cuánto territorio? ¿Del Bío Bío al sur?
“Es un tema a discutir. Nosotros en la CAM no
vamos a plantearnos ficticiamente, porque en el hacer política no hay
que ser ficticio. No vamos a decir del Bío Bío al sur, no es que sea
imposible. Es que no tenemos la fuerza hoy día para plantearlo así. Si
mañana tenemos un proceso mayor, ideológica y políticamente, de fuerzas
políticas reales, podría ser. Nosotros estamos hablando de un proceso. Y
no podemos poner la carreta delante de los bueyes. Tenemos que ir
madurando, acumulando. Y lo primero que estamos diciendo es que las
expresiones tienen que ser anticapitalistas y por el territorio. Si no,
no hablemos de autonomía.
Nuestro planteamiento político-estratégico está muy claro en el documento Planteamiento Político Estratégico de la Coordinadora Arauco Malleco (CAM) de marzo de 2000. Todavía está en Internet. Ahí está el por qué y el cómo”(1).
¿Y qué es lo medular del documento?
“Hay
dos grandes objetivos. Uno es la resistencia mapuche a la amenaza que
representan los proyectos de inversión y el latifundio; la resistencia
al sistema capitalista en el territorio ancestral mapuche. El segundo
eje es la reconstrucción del pueblo-nación mapuche. Y ahí está esbozada
además la propuesta de autonomía revolucionaria. Para entender a la CAM
hay que remitirse a ese documento”.
VIGENCIA DE LA COORDINADORA
ARAUCO-MALLECO
¿Y la CAM existe hoy, tiene expresión?
“La
CAM hoy es una organización prácticamente heroica, pues nace en un
contexto político difícil para una revolución, el de la Concertación,
que criminalizó y judicializó nuestra lucha. Y se nos aplicó la
cooptación de gente, tanto de la dirección como de militantes, usando el
asistencialismo, el financiamiento de proyectos de desarrollo. El
garrote y la zanahoria. Y nos obligaron a reducir nuestra base social. Y
por eso es el Plan Araucanía, muchos recursos para frenar a las masas
mapuches y mucha seguridad para frenar a las expresiones políticas más
consecuentes, entre ellas la CAM.
Perdimos
base social, pero la CAM hoy se ha constituido en un referente que ha
generado gran influencia en el pueblo mapuche. El gran logro de la CAM
es haber iniciado y contribuido a un proceso de autoafirmación étnica
nacional. Nos sentimos parte de una identidad, de una cultura, de
pueblo-nación; de un proceso de autoafirmación como un pueblo. Hoy vemos
expresiones de identidad en empresarios mapuches, en miembros de las
fuerzas armadas que son mapuches, en gente de distintos ámbitos que se
identifican como mapuches”.
¿Que piensa de la cumbre de empresarios mapuches?
“Hay
que tener cuidado con quienes pretenden construir sectores elitizados
dentro del mundo que reivindican. Creen que pueden construir un
pueblo-nación con clases sociales. Nosotros creemos que están
equivocados. Eso implica coadyuvar a un sistema de explotación, de
desigualdades, al capitalismo. Enama está potenciado por el gobierno de
derecha. Hay un acercarse del sector mapuche a propuestas del
neoliberalismo. Obviamente esa no es nuestra posición”.
LAS FORESTALES,
EMBLEMAS DEL CAPITALISMO
¿Cómo se manifiesta el capitalismo hoy en la territorialidad mapuche?
“Pensamos
que el capitalismo en Chile tuvo una refundación. Hay hermanos que
todavía usan el lenguaje de la época de la reforma agraria y hablan del
latifundio aquí y del latifundista allá. Hoy la territorialidad mapuche
no está sobre una base latifundaria, lo que hoy existe en la
territorialidad mapuche es un proceso de transnacionalización sobre la
base de una economía extractiva y, principalmente, sobre la base de la
explotación forestal. Las forestales trastocaron todo el sistema de
propiedad en la octava, novena y décima regiones. Tienen millones de
hectáreas, y esa es una realidad que mueve toda la economía de esta
zona. Esta zona es una de las que genera más riqueza para esos grupos y a
la vez la mayor pobreza para la población. En esta zona todos los
campos son forestales. Eso también hay que estudiarlo bien, hacer un
buen diagnóstico. En esta y en otras zonas ya no existe el latifundista
clásico, lo que existe son empresas forestales. Ellos tienen las grandes
extensiones territoriales. Existen muy pocos latifundistas, no tienen
la capacidad territorial que tuvieron en cierta época y no son lo
central en la lucha de la CAM. Entre el 80 y 90 por ciento de nuestras
acciones son en contra de la actividad forestal. Y en segundo lugar,
contra el proceso de inversión capitalista: Endesa, centrales
hidroeléctricas, mineras. En tercer o cuarto grado le estaríamos
peleando a los latifundistas o a colonos, que han sido bien jodidos
algunos, emblemático, como Lushinger, Urban, Figueroa, pero no han sido
lo central en la lucha de la CAM. La lucha contra el capitalismo para
nosotros es la propiedad usurpada que tienen las forestales”.
¿Y los parceleros y campesinos pobres?
“Lo
que decimos a las comunidades también es que nosotros no queremos
conflictos con parceleros. Y, por último, no está en nuestra mirada ni
en nuestra conducta ni en nuestra historia tener algún conflicto con
ningún campesino pobre, aunque sea el más antimapuche. Porque son
pobres, porque ahí se nos caería el concepto de nuestra confrontación
con el sistema capitalista. Nosotros no tenemos una propuesta para esos
campesinos, pero no es la idea atacarlos. Nunca ha sido nuestra idea”.
¿Cuál es su alternativa al capitalismo? ¿El socialismo?
“¡No!...
Esa es una mecánica que en los mapuches no opera. Nos retrotraemos a un
mundo de equilibrios, de armonía; donde estaba desarrollado el
verdadero mundo mapuche. Ese mapuche identificado con su territorio, con
sus espacios, con su cultura, con su forma de vida. No era un
expoliador, ni un conquistador, ni un explotador. Era una sociedad
buena, justa, sana. Tal vez no la ideal para muchos, pero para nosotros
suficiente para un tipo de vida correspondiente a los mapuches. Y sobre
todo, respetuosa. Somos anticapitalistas porque estamos recuperando el
ser de la naturaleza, de la biodiversidad, lo mapuche, que respetaba
espacios y personas y hacía todo desde una mirada colectiva, de bien
común”.
Le quedan quince años y medio en prisión…
“Soy el preso que tiene más alta condena en las causas mapuche; ello es un título que me ennoblece”.
¿Cómo visualiza el conflicto mapuche en el horizonte 2020?
“El conflicto mapuche tiene para rato. Recién estamos echando las bases para generar un gran proceso de liberación nacional”.
JUAN JORGE FAUNDES
En Angol
recuadro
La CAM y la Izquierda
Héctor Llaitul agrega:
·
“Estamos llamando a un fuerte debate y a una comprensión sobre el mundo
mapuche, sobre su cosmovisión y nuestra cosmogonía. A cómo entendieron
los mapuches su vida, cómo la hacían, y por qué existe tanto apego al
territorio, a los espacios sagrados. A eso que hoy está emergiendo con
mucha fuerza. Muchos de los conflictos actuales tienen que ver con la
defensa de lugares que se consideran sagrados espiritualmente. Y es
porque el mapuche tiene una ligazón con eso. Valora cerros, espacios,
ríos, lugares que tienen un sentido profundo de identidad y de memoria
histórica. En la medida que los mapuches nos vamos reencontrando con
eso, más nos dedicamos a su defensa”.
·
“Hay una necesidad de estudiar. Sobre todo por parte de la Izquierda
que se siente detentora de la causa mapuche. La Izquierda tiene que
mirar más. Pero más que ver, tiene que comprender. Y eso es un poco lo
que traté de hacer en el libro que escribí con Jorge Arrate. Porque él
llegó con su campaña, y tiene un buen discurso. El hombre se maneja muy
bien, pero yo lo emplacé, y le dije: pero usted está haciendo campaña,
don, y nuestro pueblo ha estado así milenariamente, yo me siento de
alguna manera distante, por lo mismo. Y él dijo, ‘en realidad, voy a
volver porque quiero tratar de entender un poco más’.
Y
así empezamos a conversar, empezó a llegar, y a él se le ocurre esta
idea que lo engrandece, porque demostró la capacidad de escuchar y de
debatir, que es lo que hace falta. A Jorge Arrate lo considero un hombre
bueno, políticamente no me voy a referir, pero lo que necesitamos son
conversaciones y debates con personas buenas, con hombres buenos, que
tengan esa actitud de querer escuchar y comprender. Dentro del libro
narro algunos episodios donde doy cuenta de nuestros encuentros con la
Izquierda. Porque la Izquierda parece tener todo resuelto; ellos piensan
que tienen todo resuelto. Pero nunca nos preguntan nuestra postura
frente a diversas situaciones, tampoco sobre nuestra cultura. Y nos
dicen: miren, nosotros en estos cerros vamos a hacer tal cosa. Pero no
nos preguntan qué valor tienen esos cerros para nosotros. Ni qué
queremos. Incluso, no nos instan a crecer, a recuperar, sino que
proceden a intervenir. Y lo que queremos es volver a reconstruirnos.
Estamos en una etapa de reconstrucción. Somos un pueblo que tiene toda
la legitimidad de plantearse un proyecto. Un proyecto propio…”.
·
“Hay un estigma en torno a la CAM: que sólo tiene hombres o mujeres que
hacen acciones, y no es así. La CAM tiene personas que desarrollan un
proceso de reconstrucción de su pueblo desde las comunidades; desde el
ámbito económico, cultural, político, ideológico, en el tema educativo,
en el tema valórico. O sea, la CAM también desarrolla recuperaciones
productivas. Mucho madereo, mucha agricultura, mucha ganadería, en menor
escala obviamente. La gente tiene que comer, tiene que vivir, y vivir
con dignidad. Eso hace la CAM también. Hay muchas experiencias de esto.
La CAM nunca ha recibido dinero de proyectos internacionales, no hemos
recibido plata de ninguna instancia. Pese a la persecución contra la CAM
de más de diez años, nunca han encontrado ningún elemento que dé pistas
de un financiamiento externo. Nunca. Ni una cuenta, ni una plata, nada.
La
CAM funciona porque tiene en sus comunidades muy buenos agricultores,
muy buenos criadores de animales, muy buenos trabajadores del ámbito
maderero; tiene proyectos de huertos muy diversos, muy sanos. Huertos
que son mantenidos por militantes de la CAM, de donde la CAM saca sus
verduras, sus productos. Así se autofinancia, se autogestiona.
Publicado en “Punto Final”, edición Nº 770, 9 de noviembre, 2012